Criterio de Ventilación en Naves Industriales como preventivo en reducción carga vírica.
El rol de la climatización con renovación como estrategia de preventiva ante la posibilidad de contagio de infecciones respiratorias adquiere mayor importancia en aquellos ambientes no controlados en los que no está indicado el uso de equipos de protección individual. Si bien el estudio en condiciones reales resulta complejo y se ha de asumir gran variabilidad en función del patógeno, existen estudios en la literatura científica que señalan al control de los parámetros de climatización como una estrategia efectiva de control de infección en este tipo de ambientes.
La ventilación sí tiene un papel dominante en la prevención de la infección en ambientes no controlados por su capacidad no solo para disminuir la concentración de patógenos en el aire sino, mediante un correcto diseño, para garantizar la ausencia de espacios muertos y determinar el flujo del aire proveniente de zonas con mayor potencial de contaminación. Su impacto se ha estudiado en modelos animales, indicando una probabilidad de contagio inversamente proporcional a la tasa de ventilación (1). En uno de los pocos estudios poblacionales existentes, los autores determinaron un mayor riesgo de infección tuberculosa en personal sanitario en salas específicas para este tipo de enfermos con renovaciones inferiores a dos ciclos/hora (2).
Este dato queda muy lejos del mínimo de 20 ciclos/hora requerido en ambientes controlados como quirófanos (3). Existen también estudios ambientales cuyos resultados no permiten establecer una relación causal pero se prestan a la generación de hipótesis. En uno de ellos, el análisis del sistema de ventilación de un edificio de oficinas señaló una fuerte asociación entre la presencia de RNA vírico y ambientes con una concentración de dióxido de carbono superior a 1000ppm (4).
La temperatura y la humedad son también parámetros interesantes para disminuir la probabilidad de contagio y son en parte responsables del los patrones de incidencia estacionales de enfermedades como la gripe. No obstante el grado de resiliencia de cada patógeno a las condiciones del ambiente puede variar enormemente. En el caso del virus de la gripe, hay gran cantidad de literatura científica que señala a la humedad absoluta como un factor importante en su transmisión, siendo esta más probable en condiciones de menor humedad (5).
Esta hipótesis parece confirmarse al observar estudios epidemiológicos en países con distintas condiciones climatológicas (6)(7). No obstante hay que tener en cuenta que estas variaciones pueden deberse a un gran número de factores, incluyendo los cambios estacionales en el comportamiento humano o el estado inmunitario. A pesar de ello, existen modelos que acotan los intervalos óptimos de humedad para el desarrollo del virus a 20-35% de humedad relativa, mientras que su temperatura óptima se sitúa en los 5º, inhibiéndose su desarrollo a partir de los 30º (8).
Por estos motivos y especialmente en ambientes en los que no se pueda seguir las recomendaciones de etiqueta respiratoria (permanecer a un mínimo de un metro de distancia, realizar una correcta higiene de manos o toser en un pañuelo desechable o en la flexura del codo) la manipulación de parámetros de climatización como los anteriormente mencionados constituye una oportunidad para mejorar la seguridad y la salud de lo/as trabajadore/as.
Julio Muñoz Miguel
Fac.Esp. Medicina Preventiva y Salud Pública.